Me intereso por la representación de la memoria. Y el dibujo es el lenguaje que más me ayuda a hacer visibles las ausencias. Ciertas historias de un pasado referencial me permitieron idear dos primeros proyectos expositivos que, respectivamente, titulé con versos de Vicent Andrés Estellés –Llençols Estesos als balcons– y de Maria Mercè Marçal –La fira dels folls–. Uno y otro se pudieron ver en Capellades, Felanitx, Manacor, Alaró y Binissalem, entre 2004 y 2009. Con el tiempo, me he convertido en historiador. Y he explorado, gracias a este oficio, una nueva forma de imaginar. He descubierto el misterio de los juguetes antiguos y, paralelamente, el privilegio de impartir clases. Aún pinto porque pintar es una forma bella de aprender. En 2012, empecé a interesarme por los retratos. Dos años más tarde, empecé a pintarlos de memoria, iniciando un proceso que me ha llevado hasta el sintetismo, a la pintura plana. Actualmente, resuelvo los retratos con una técnica antigua: el temple. También ilustro libros, de manera puntual.